En
estos días pasados, hemos atravesado el Atlántico. Confieso que su singladura
nos causaba mucho respeto. ¿Serían sus
aguas bravas? ¿Nos sorprendería alguna
tormenta? ¿Sus olas, zarandearían el
barco y nos produciría malestar? A lo largo de las horas, estas inquietudes se
iban calmando. El Atlántico nos brindó una
travesía serena.
Durante
ella, muchas vivencias, y todas podemos decir que enriquecedoras. Tuvimos
tiempo. Tiempo para nosotros mismo, para
pensar y reflexionar, tiempo para los que nos acompañaban, para escucharlos y
conversar, tiempo para observar y valorar los tesoros que poseemos. La
tierra que dejamos atrás y la que día a
día deseábamos avistar. El mar que nos sostenía y embrujaba llenándonos de
sensaciones de paz y de temor. El cielo…
siempre lleno de esperanza.
La Tierra |
El Mar |
El cielo |
Durante estas jornadas conocimos a mas personas. Entablamos conversaciones con ellas,
palpamos sus temores e ilusiones. Si sus rostros se iluminaban era porque
hablábamos de la familia, de los hijos, de los nietos. Si sus rostros se
llenaban de orgullo es porque hablábamos de sus países, de sus tierras, sus
paisajes, sus rincones y costumbres. Si la preocupación asomaba a sus ojos es
porque hablábamos de política, economía, inseguridad, corrupción. En fin,
pudimos comprobar que todos, peruanos, mejicanos, costarricenses, venezolanos,
ingleses, estadounidenses, todos…, todos sentían igual, deseaban lo mismo y
soñaban con conseguirlo. ¿Por qué no dedicar algo mas de nuestra vida a ese
sueño?
Los
días pasaban, y aunque deseábamos que algo de tierra se asomara en la lejanía,
el horizonte solo nos la mostró el día anterior de nuestra arribada a puerto.
Fue una franja pequeña de una cercana isla pero que la
bruma no nos la dejó percibir con
claridad. Por otra parte, a medida que nos acercábamos al final de la travesía,
todos sentían cierta tristeza por terminar
una aventura llena de momentos muy sencillos pero al mismo tiempo muy
bonitos e intensos.
Amanecer |
Atardecer |
Los
amaneceres en el atlántico y sus atardeceres nos habían cautivado. Ya estábamos
tocando puerto, otro continente, algo que nunca pude soñar y… ¡Estaba en América! Un motivo, tú, Nico, tú, Andrea, una
mano, mi familia y en todo mucho cariño. ¡Ah! Y un lugar, Miami, la puerta de un
sueño.
Que fotos tan bonitas!! Que aventura...
ResponderEliminar¡Me encantan las fotos! Pedazo de viaje os estáis pegando, y sólo acaba de empezar... Ya os podíais haber estirao y haberme invitado. Jajajajajajajaja. ¡Nos vemos en un par de semanitas en Perú!
ResponderEliminarDa gusto leerte, amadeo, pena que no te prodigues más. Sentimiento, aguda visión que trae lecciones universales, estilo... Todo eso, cuñao, ni más ni menos. Por ahí en cuanto a la escritura. Por otro lado, alegría de que esté resultando tan especial este periplo causado por la boda de mi querido hijo...
ResponderEliminarUn abrazo para los dos, ahora viene Panamá... guauuu! hasta pronto