domingo, 30 de diciembre de 2012

Colón - Panamá



Al anochecer, partíamos de Cartagena y a lo lejos las luces de sus edificios y calles, reflejadas en el mar, moviéndose entre las olas, parecían pañuelos agitándose para despedirnos. El barco enfiló el rumbo en el Caribe entre las estrellas, para tras una noche tranquila avistar a muy temprana hora las costas de Panamá. La ciudad de Colón estaba allí para recibirnos.
Ciudad de Colon
Antes de partir, y en la vorágine de conversaciones sobre economía de los países, motivadas por la sinrazón de la crisis que atenaza a gran número de países y muy particularmente al mío, España, escuché que uno de los lugares donde existía crecimiento, y excelentes perspectivas económicas, era Panamá. Bajé del barco para realizar la visita guiada, y al salir de la zona portuaria, me encontré una triste realidad. Casas semiderruidas albergando almacenes de distintos artículos, con fachadas muy deterioradas y enorme pobreza, dejaban leer en sus paredes un “Colón no se vende” escrito con grandes y nerviosas letras.
Más adelante, y en una zona de escasa elevación, en la ladera de un montículo, casas recién construidas estaban desprendidas y caídas en su base. Colón hacía dos semanas había tenido unas grandes inundaciones que se llevaron por delante muchas viviendas, y en Colón, días anteriores, los vecinos habían llevado a cabo gran cantidad de protestas ciudadanas por motivos de intereses económicos.
Colón se mostraba triste, azotada, herida, lastimada. No había lugar a visitarla, teníamos que dejarla atrás, no interesaba conocerla. Multitud de barcos, cruceros, cargueros…, esperaban en su puerto el momento de atravesar el canal. 
Barcos esperando atravesar el canal de Panama
“Colon no se vende”, el lamento de un pueblo que sin tenerlo en cuenta, es preciada mercancía para intereses económicos de países ajenos, y mientras…, la perla, la llave del canal en el Caribe, no interesa.

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