Al
anochecer, partíamos de Cartagena y a lo lejos las luces de sus edificios y
calles, reflejadas en el mar, moviéndose entre las olas, parecían pañuelos
agitándose para despedirnos. El barco enfiló el rumbo en el Caribe entre las
estrellas, para tras una noche tranquila avistar a muy temprana hora las costas
de Panamá. La ciudad de Colón estaba allí para recibirnos.
Ciudad de Colon |
Antes
de partir, y en la vorágine de conversaciones sobre economía de los países,
motivadas por la sinrazón de la crisis que atenaza a gran número de países y
muy particularmente al mío, España, escuché que uno de los lugares donde
existía crecimiento, y excelentes perspectivas económicas, era Panamá. Bajé del
barco para realizar la visita guiada, y al salir de la zona portuaria, me
encontré una triste realidad. Casas semiderruidas albergando almacenes de
distintos artículos, con fachadas muy deterioradas y enorme pobreza, dejaban
leer en sus paredes un “Colón no se vende” escrito con grandes y nerviosas
letras.
Más
adelante, y en una zona de escasa elevación, en la ladera de un montículo,
casas recién construidas estaban desprendidas y caídas en su base. Colón hacía
dos semanas había tenido unas grandes inundaciones que se llevaron por delante
muchas viviendas, y en Colón, días anteriores, los vecinos habían llevado a
cabo gran cantidad de protestas ciudadanas por motivos de intereses económicos.
Colón
se mostraba triste, azotada, herida, lastimada. No había lugar a visitarla,
teníamos que dejarla atrás, no interesaba conocerla. Multitud de barcos,
cruceros, cargueros…, esperaban en su puerto el momento de atravesar el canal.
Barcos esperando atravesar el canal de Panama |
“Colon
no se vende”, el lamento de un pueblo que sin tenerlo en cuenta, es preciada
mercancía para intereses económicos de países ajenos, y mientras…, la perla, la
llave del canal en el Caribe, no interesa.
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