domingo, 30 de diciembre de 2012

Un grito, un silencio


Antes de continuar con travesías y vivencias, con estancias y anécdotas, no quiero dejar pasar por alto algo, que tal vez no debía mencionar pero que haciéndolo y de la manera que me dicta el corazón siembro mi pequeña semilla de esperanza en la convivencia pacifica, sin odio ni rencores, con respeto y amor. La visita a Cartagena  nos fue guiada por un señor que cuando daba término a sus palabras lo hacía diciendo: “ el único español bueno, San Pedro Clavet”.  Este era el resumen a una larga disertación de más de cuatro horas sobre todo lo malo que los españoles y la inquisición española habían hecho en esta ciudad y en las tierras conquistadas.
No quiero rebatir ni negar ninguna de sus palabras, no quiero quitarle verdad a nada de lo que comentó, pues los hombres en nombre de la religión y en nombre de la patria y el rey han cometido verdaderas tropelías en todos los lugares del mundo y han escrito páginas vergonzosa en la historia. Pero sí quiero,  sumergiéndome en lo bueno que he aprendido de todos los hombres, de distintas razas y creencias, empapándome de sus vivencias y sintiéndome privilegiado de vivir en esta época, donde la comunicación y el desarrollo me han permitido discernir y comprender, terminar este pequeño párrafo pensando que debemos recordar para no olvidar nuestros propios errores, perdonar para ser perdonados por nuestras faltas y aceptar para ser aceptados con nuestros defectos,  ah… y recordar el párrafo de una carta dirigida a su hermano por el General ecuatoriano José Alfaro Delgado diciendo: “ la hora más oscura es la más cercana a la aurora”.
Lineas de la carta




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