Antes
de continuar con travesías y vivencias, con estancias y anécdotas, no quiero
dejar pasar por alto algo, que tal vez no debía mencionar pero que haciéndolo y
de la manera que me dicta el corazón siembro mi pequeña semilla de esperanza en
la convivencia pacifica, sin odio ni rencores, con respeto y amor. La visita a
Cartagena nos fue guiada por un señor
que cuando daba término a sus palabras lo hacía diciendo: “ el único español
bueno, San Pedro Clavet”. Este era el
resumen a una larga disertación de más de cuatro horas sobre todo lo malo que
los españoles y la inquisición española habían hecho en esta ciudad y en las
tierras conquistadas.
No
quiero rebatir ni negar ninguna de sus palabras, no quiero quitarle verdad a
nada de lo que comentó, pues los hombres en nombre de la religión y en nombre
de la patria y el rey han cometido verdaderas tropelías en todos los lugares
del mundo y han escrito páginas vergonzosa en la historia. Pero sí quiero, sumergiéndome en lo bueno que he aprendido de
todos los hombres, de distintas razas y creencias, empapándome de sus vivencias
y sintiéndome privilegiado de vivir en esta época, donde la comunicación y el
desarrollo me han permitido discernir y comprender, terminar este pequeño
párrafo pensando que debemos recordar para no olvidar nuestros propios errores,
perdonar para ser perdonados por nuestras faltas y aceptar para ser aceptados
con nuestros defectos, ah… y recordar el
párrafo de una carta dirigida a su hermano por el General ecuatoriano José
Alfaro Delgado diciendo: “ la hora más oscura es la más cercana a la aurora”.
Lineas de la carta |
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