jueves, 6 de diciembre de 2012

Miami




Pisamos el continente americano y como dije Miami abrió la puerta de un sueño. Hoy relatando esta aventura tenemos que hablar de nuestra estancia en este maravilloso lugar, pero no queremos hablar de la estancia, queremos hablarte a ti, Miami. Queremos decirte lo que hemos sentido, lo que hemos vivido, lo que hemos aprendido en el bullicio de tu día y en el silencio de tu noche.
Llegada a Miami
Desde el piso 21 de uno de tus enormes rascacielos, estos días hemos sido testigos de tu despertar, de tu bullir y de tu descansar. Te hemos visto vigilante, atenta y celosa de ese mar que regando tus raíces siempre te ha hecho crecer. Y crecer tanto  que desde hace poco mas de un siglo, cuando naciste como ciudad  con solo trescientos habitantes, hasta hoy, tus límites se han expandido y han dado cobijo a tan gran diversidad de gentes que te han proporcionado una gran riqueza cultural.
Desde aqui te contemplamos

Tú, Miami, conocida  por este continuo crecimiento como la ciudad mágica,  has sido magia para nosotros. Nunca nos paramos a hablar con desconocidos, ni les preguntamos, ni solicitamos. Aquí, en tus calles, saludamos a tus gentes y observamos sus ganas de hablar. Nos contaron sus vidas, sus historias y nos mostraron su agradecimiento a ti, porque como ciudad de este país de EE.UU., fuiste muy dura, pero le diste trabajo, estudios y un hogar. Hoy te confían su familia y su futuro.  
Con tus gentes






En ti, con camisa de manga corta y casi a un mes de la fiesta, tus vecinos nos felicitaron la navidad. Siempre creímos que la navidad  llegaba con la nieve y  el frio, esa era nuestra verdad y aprendimos que nuestras verdades se enriquecen aceptando y respetando  las demás.
Alguien nos llenó de amabilidad y nos ayudó a conocerte, a descubrir en tus playas de arena blanca las cristalinas aguas  que acarician tus costas y a gozar de tu soleado cielo azul limpio por la brisa tropical.
La arena, el mar, la ciudad
Y en tu interior, el recuerdo de una herida que no fue tuya, de un dolor que no pudiste olvidar, la mano que muchos buscaron y nadie quiso brindar. Tu homenaje a tantos que murieron y a tantos que padecieron la mayor vergüenza de la humanidad.

La mano que no presta ayuda

Miami,  podríamos decirte “guapa”,  llenarte de piropos y alabanzas, describir tus rincones con encanto, pero hoy, solo podemos, enmudecidos por el adiós, guardarte en nuestro corazón.  

2 comentarios:

  1. Me encanta Amadeo, te veo muy puesto en esto de los blog¡¡ Un beso enorme a los dos, disfrutad mucho.

    ResponderEliminar