Pisamos
el continente americano y como dije Miami abrió la puerta de un sueño. Hoy
relatando esta aventura tenemos que hablar de nuestra estancia en este maravilloso
lugar, pero no queremos hablar de la estancia, queremos hablarte a ti, Miami.
Queremos decirte lo que hemos sentido, lo que hemos vivido, lo que hemos aprendido
en el bullicio de tu día y en el silencio de tu noche.
Llegada a Miami |
Desde
el piso 21 de uno de tus enormes rascacielos, estos días hemos sido testigos de
tu despertar, de tu bullir y de tu descansar. Te hemos visto vigilante, atenta
y celosa de ese mar que regando tus raíces siempre te ha hecho crecer. Y crecer
tanto que desde hace poco mas de un
siglo, cuando naciste como ciudad con
solo trescientos habitantes, hasta hoy, tus límites se han expandido y han dado
cobijo a tan gran diversidad de gentes que te han proporcionado una gran
riqueza cultural.
Desde aqui te contemplamos |
Tú, Miami,
conocida por este continuo crecimiento como
la ciudad mágica, has sido magia para
nosotros. Nunca nos paramos a hablar con desconocidos, ni les preguntamos, ni
solicitamos. Aquí, en tus calles, saludamos a tus gentes y observamos sus ganas
de hablar. Nos contaron sus vidas, sus historias y nos mostraron su
agradecimiento a ti, porque como ciudad de este país de EE.UU., fuiste muy
dura, pero le diste trabajo, estudios y un hogar. Hoy te confían su familia y
su futuro.
Con tus gentes |
En
ti, con camisa de manga corta y casi a un mes de la fiesta, tus vecinos nos
felicitaron la navidad. Siempre creímos que la navidad llegaba con la nieve y el frio, esa era nuestra verdad y aprendimos
que nuestras verdades se enriquecen aceptando y respetando las demás.
Alguien
nos llenó de amabilidad y nos ayudó a conocerte, a descubrir en tus playas de
arena blanca las cristalinas aguas que
acarician tus costas y a gozar de tu soleado cielo azul limpio por la brisa
tropical.
La arena, el mar, la ciudad |
Y en
tu interior, el recuerdo de una herida que no fue tuya, de un dolor que no
pudiste olvidar, la mano que muchos buscaron y nadie quiso brindar. Tu homenaje
a tantos que murieron y a tantos que padecieron la mayor vergüenza de la
humanidad.
La mano que no presta ayuda |
Miami, podríamos decirte “guapa”, llenarte de piropos y alabanzas, describir
tus rincones con encanto, pero hoy, solo podemos, enmudecidos por el adiós,
guardarte en nuestro corazón.
¡Qué fotos más bonitas!
ResponderEliminarMe encanta Amadeo, te veo muy puesto en esto de los blog¡¡ Un beso enorme a los dos, disfrutad mucho.
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