jueves, 17 de enero de 2013

Atravesando el canal de Panama


Tras el largo día de visita a Panamá, embarcamos con la emoción de atravesar el canal. El barco partió por la tarde, ya entrando la noche, del puerto de Colón. En aguas del mar Caribe, esperó su turno. El balanceo fue más acusado. La expectación se había apoderado de nosotros, que nos fuimos a descansar, para desde muy temprano contemplar el recorrido.
Expectacion atravesando una de las exclusas del canal
El día anterior nos habían explicado que los dos mares, el Caribe y el Pacífico, se encontraban al mismo nivel, y que la obra del canal consistía en elevar este nivel   26 m.. El motivo, la diferencia de mareas entre uno y otro, siendo más intensas las del Pacífico. Para ello se construyeron tres exclusas. La primera, a la entrada por el Caribe, la de Gatún, que directamente eleva el nivel los 26 m., en el lado opuesto, en la zona del Pacífico; las otras dos la de Miraflores y la de Pedro Miguel.
Maquinas de ferrocarril que mantienen al barco sin  colisionar con las paredes de las exclusas mediante cables a los dos lados del barco
Lo verdaderamente sorprendente, desde nuestro punto de vista, no fueron las exclusas, sino la zona entre ellas, un gran lago y un amplio canal, excavado en las montañas y lleno de agua dulce, para intentar no dañar los mecanismos de las compuertas. Todo una obra de ingeniería colosal, que, sin embargo, aporta una belleza paisajista a la zona impresionante.

Salida de una exclusa y paso al canal

Orilla del canal
Durante el recorrido no dejamos de admirar aquello que tanto interés había despertado en nosotros. Fotos de cada vista, el pasar cauteloso por la zona de las culebras, nos hicieron olvidar todo.
Cruce con otro barco
Pasaron las horas y ya atravesada la última exclusa, la de Miraflores, llegamos al Océano Pacífico. La tranquilidad volvió a aparecer y la vida en el barco se tornó normal. Entonces tuvimos tiempo para pensar y meditar en todo lo que habíamos visto, aprendido y sentido. Una idea de aquellos conquistadores que, pasados los siglos, se hizo realidad a cambio de muchas vidas perdidas y muchos fracasos. Pero con el éxito de unir dos océanos y acercar culturas. 
Corte de las montañas en escalones para cavar el canal y puente de la carretera Panamericana
Hoy, el control económico del mismo en manos de Panamá, y que propició la caída de un presidente de EE.UU., es la esperanza de progreso de esa nación. Pero el dulce es apetecido por muchas potencias mundiales y por ello sus habitantes, los verdaderos dueños, gritan “ Colón no se vende “.

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