martes, 22 de enero de 2013

Recibiendonos


A las siete ya estábamos despiertos y preparábamos la bajada a puerto. Por sms nos dijeron que irían a recogernos a las diez, por lo que aún quedaba tiempo para ultimar todo.
Acudimos al comedor a las ocho, pues Pilar y Eric nos esperaban para desayunar. Era el último desayuno con ellos y nos sentimos muy complacidos de su compañía. Anécdotas del viaje e intercambio de direcciones con intención de no dejar la amistad fueron los temas de conversación. Después se brindaron a acompañarnos y ayudarnos con el equipaje a la bajada del barco. Aceptamos y para nosotros fue muy importante, ya que sentíamos cierta nostalgia de la marcha.
Desayunando con Pilar y Eric
Por fin las diez. Salimos del barco y con nuestro equipaje y la cariñosa compañía de nuestros amigos nos dispusimos a tomar un coche que nos llevaría a la entrada del puerto donde nos estarían esperando. Sentado en el coche, escuche una voz que decía: “Eh, oiga, dónde va”. Me gire y vi a Nico. La alegría fue inmensa. Bajé, nos fundimos en un abrazo y vi como a escasos metros Félix (padre de Andrea), recibía de igual forma a mi mujer. Emocionados y felices nos dirigimos con ellos a la entrada del puerto, donde nos esperaban los demás con una cariñosa  pancarta. Aquellos momentos no los podremos olvidar… Andrea, María Rosa, Camucha, Herminio, Pili, Carlos, Pilar, Merche, Carolina, Tato… estaban allí. 

Recibiendonos 
Las muestras de cariño en aquella cordial y entrañable acogida, el sentirnos en Lima, lugar que tantas veces nos propusieron conocer y que creíamos imposible hacerlo, el tener la posibilidad real de acompañar a Nico y Andrea el día de su boda, hacía que nos sintiéramos felices.
Habíamos pisado Lima. Esto nos dio paso a una reflexión. ¿Están nuestras vidas escritas o es simplemente el azar lo que nos va conduciendo? Carlos, mi cuñado, era el núcleo de este hecho. Si él no hubiera ido a España, todo esto no hubiera sido posible, al menos de la forma que estaba ocurriendo. ¿Casualidad o predestinación?

1 comentario:

  1. Ir a recogeros parecía un juego, todos brincando de emoción, sintiéndonos personajes de una película del siglo pasado. Vuestro viaje es una aventura y nos contagiásteis a todos.

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